Historia

La Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue erigida por decreto fundacional del obispo de la diócesis, don Juan de Zúñiga, de dos de agosto del año 1600, que dio lugar al primer cabildo celebrado el tres de septiembre de 1600, hallándose en su privativa iglesia. Es su fin primordial tributar a su Amantísimo Padre Jesús Nazareno rendidos obsequios y ofrendas piadosas, así como conservar sus imágenes, promoviendo su mayor culto y veneración para el provecho espiritual de las almas, ejercitándose, con el debido fervor, en el servicio del Divino Redentor del mundo y de su Dolorosísima Madre, junto con los demás «pasos» y misterios de la sagrada Pasión, que lavan los pecados de los hombres, a costa de su preciosa Sangre, por ellos siempre derramada.

Constituye la máxima expresión de promoción del culto de las imágenes propiedad de esta cofradía, la solemne procesión del Viernes Santo en la mañana, con su recorrido por las calles de Murcia.

Es intención de esta Cofradía de Jesús abrir las puertas a quienes deseen acercarse a Nuestro Padre Jesús e invitar a todos aquellos que muestren el interés y la curiosidad propias del visitante dando abierto acceso al mundo en general, mostrando nuestro presente y con un compromiso de renovación y actualización continua que sirva como instrumento de evangelización eficaz para transmitir nuestra herencia cultural católica y para testimoniar y promover la fe ante el mundo.

La Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue fundada en el año 1600 por los agustinos del convento de Santa María de la Arrixaca con la colaboración de algunos seglares de distintas parroquias de la ciudad de Murcia, entre los cuales se contaba Francisco de Peralta, artesano textil, que fue el primer mayordomo. La imagen de Jesús Nazareno fue traída de Roma según alegaron los agustinos en el siglo XVIII.

Se distinguió la cofradía por obtener muy pronto la aprobación diocesana y civil, así como una bula de indulgencias, y por recibir en los años siguientes diferentes donaciones, como la de la capilla de las Once Mil Vírgenes, en 1626, con la que ampliar su pequeña capilla.

La riada de San Calixto, en 1651, hizo que se perdieran casi todas las imágenes y documentos que se habían acumulado hasta entonces. Se conservó la imagen del titular, el acta fundacional y, copiándolas de nuevo en 1653, las constituciones. Se obtuvieron nuevas imágenes o «pasos» procesionales que en la década 1661-1670 se comprometieron varios gremios a sacar el Viernes Santo. En las décadas siguientes los mayordomos y cofrades consiguieron construir una nueva capilla, más amplia y algo diferenciada del convento de los agustinos, aunque aneja a la iglesia conventual. Ésta y otras iniciativas, como el encargo a Nicolás Salzillo, escultor napolitano, de un paso de la Mesa de los Apóstoles (1700), forjaron una línea de actuación que chocó muy pronto con la antigua tutela de los agustinos.

Un largo pleito con los religiosos mencionados marcó gran parte del siglo XVIII, hasta que se obtuvo la exención de su jurisdicción espiritual. Paralelamente la cofradía fue enriqueciendo su patrimonio artístico religioso con los encargos realizados al escultor Francisco Salzillo, desde un primer «paso» del Prendimiento, en cuya adquisición (1735) intervino el mayordomo Juan Antonio Sierra, un letrado, hasta la serie de ocho pasos que realizó el mencionado escultor entre 1752 y 1777, estos ya definitivos, y en que los primeros fueron hechos a iniciativa del noble Joaquín Riquelme y Togores, regidor de Murcia, y en el último de los pasos, el de los Azotes, promovió su encargo Francisco González de Avellaneda, bailío de Lora.

Muy a principios del siglo XIX la cofradía era encabezada por miembros de la nobleza titulada y otros procedentes del clero. La importante actuación del mencionado bailío de Lora en la decoración interior de la iglesia de Jesús tuvo su prolongación en la construcción de un camarín neoclásico para Nuestro Padre Jesús Nazareno, formado por columnas en círculo, portantes de una pequeña cúpula. Se hizo cuando él ya había muerto, pero con las cuantiosas limosnas que había conseguido.

Los encargos de estos pasos, casi todos de talla, resultaron costosos y dieron lugar a la introducción de personajes de la nobleza murciana, que se repartieron los encargos de camareros de los distintos pasos, con el fin de costear los gastos de su adorno y acompañamiento.

La Guerra de la Independencia y sobre todo la crisis social y económica posterior pusieron a la cofradía en aprietos y más todavía las desamortizaciones de Mendizábal y Espartero, que provocaron la pérdida de una parte del patrimonio con que había sido dotada la Cofradía de Jesús. Pero, a pesar de todo, desde 1845 se experimentó una recuperación indudable, que se hizo aún mayor durante la Restauración canovista, en la que destacó la pía fundación del mayordomo Elgueta y los arreglos de algunas de las imágenes.

La cofradía, de hecho, consiguió una ascendencia muy notable sobre otras cofradías de la ciudad de Murcia, como la de los Servitas o la del Entierro, y obtuvo el título de Real en 1903, cuando el rey Alfonso XIII visitó la Iglesia de Jesús y fue nombrado mayordomo, quien regaló un retrato suyo.

En el siglo XX se hicieron nuevos arreglos en la iglesia de Jesús y en los «pasos» de Salzillo, constituyendo la primera parte del Museo Salzillo, a partir de 1960, también algunas reformas en las constituciones de la cofradía, y ésta participó activamente además en las efemérides relativas a Francisco Salzillo, como las exposiciones de 1973, 1983 y 1992. La Cofradía de Jesús renovó totalmente sus constituciones en 2002 y, con posterioridad, en el año 2011.

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