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BENEDICTO XVI RECIBE HOY LA LUZ DE CRISTO VIVO: ¡GRACIAS, SANTO PADRE!

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En esta Navidad, nos abandona la figura tan cercana y brillante de Su Santidad Benedicto XVI. Nos entristece sobremanera su gran pérdida, pero pervive entre nosotros su enorme legado, su mirada amorosa a Dios y a la Iglesia, y ese magisterio tan prendido de la belleza trascendente de la liturgia. Nuestro compromiso como hijos de la Iglesia con la senda que nos mostró y que parte de la fuente de su profundo conocimiento.

Precisamente este tiempo era muy querido del Papa. Acaso premonitoriamente, lo advertía en «La bendición de la Navidad», como Santa Isabel de Hungría que abandonó este mundo en noviembre de 1231, inmersos en la evocación ferviente de la «hora en que nació Jesús». Supo ver el Santo Padre en este pasaje, cómo el alma fiel entraba «en la noche de la luz». Es, pues, su marcha también una invitación a hacer siempre presente a Cristo, a «permanecer abiertos a Dios», ante todo, preparando así el último trance. Benedicto XVI recibe hoy la luz de Cristo vivo y nos sigue ofreciendo luz como «anunciador del Evangelio», defensor de la verdad que procede de Dios y con su ejemplo de vida.

Tiene la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, entre sus acontecimientos más singulares, dos encuentros con nuestro querido Papa Benedicto XVI, vínculos por los que damos gracias a Dios y que nos obligan a pedir especialmente por su eterno descanso.

En noviembre del año 2002, siendo Joseph Ratzinger, Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con motivo de su participación en el Congreso Internacional de Cristología organizado por la Universidad Católica San Antonio y el Cabildo Superior de Cofradías de Murcia, visitaba la iglesia de Jesús y veneraba la sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, contemplando entusiasmado la belleza de los «pasos» de Francisco Salzillo.

El 19 de agosto de 2011, volvía a repetirse el encuentro, ahora ya como Romano Pontífice, y entre miles de jóvenes, en el marco del Vía Crucis que se celebró en la capital de España durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), donde el «paso» de la Santa Cena, acompañado por miembros de nuestra cofradía, participaba como primera de las estaciones del cortejo. En la memoria de todos, la evocación de su entereza, en medio de la tormenta (absoluto testimonio de la vida del cristiano que se aferra a Dios en la adversidad del mundo). Estado inquebrantable y firme que mostró, ante la bellísima impronta del Cristo tallado por Salzillo, el camino del que quiere hacerse presente ante el rostro auténtico del Salvador.

El profundo amor de Benedicto XVI por Cristo y la Iglesia y su extraordinaria sensibilidad por el arte y la liturgia nos han ayudado a encontrar en la belleza una vía privilegiada de unión con Dios. Por la palabra y el ejemplo; por sus enseñanzas y gran amor a Dios. Que el Señor, que da consuelo y fortaleza a sus siervos, lo tenga en su Gloria. Damos gracias a Nuestro Padre Jesús por habernos vinculado a la historia del que fue su vicario en la tierra a la vez que encomendamos a Él su alma.

Requiem aeternam dona ei, Domine, et lux perpetua luceat ei. Requiescat in pace. Amen.

📸 Archivo de la Cofradía de Jesús