Adquirido por la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno el pasado mes de marzo a la casa anticuaria El Pianillo (Sevilla), el lienzo correspondiente a «Nuestro Padre Jesús Nazareno con donantes» supone la representación pictórica más antigua conservada de nuestro venerado titular. Fue el artista lorquino don Andrés Carrasco Pérez el que advirtió de la existencia de la misma: una obra de gran formato (200×168 cm) procedente, al parecer, de un antiguo linaje nobiliario cuya naturaleza desconocemos.
En ella se recoge el verdadero retrato de Nuestro Padre Jesús sobre una corografía urbana extendida sobre un bajo paisaje; a cuyos lados se dispone arrodillada una pareja de hidalgos. El atavío de ambos identifica tal estado, permitiendo avanzar una cronología aproximada que se correspondería con el reinado de Carlos II (1665-1700). Se desconoce si el lienzo fue destinado originariamente a una capilla dentro de algún templo del antiguo reino de Murcia o bien un oratorio particular, aunque es inequívoco que el formato dominado por la efigie del Nazareno evidencia una naturaleza cultual y un interés por reflejar sus principales atractivos devocionales.
El hallazgo de esta representación pictórica ha permitido arrojar luz a varias de las noticias ya conocidas a través del archivo de la cofradía: de un lado, la existencia de múltiples retratos pictóricos de Nuestro Padre Jesús; por otro, su presencia, ataviado con una serie de atributos perfectamente documentados en los inventarios, pero que no son conservados en la actualidad. Entre ellos destaca la corona de espinas de plata con cabujones engarzados que figura en el inventario histórico de la cofradía desde 1670. Es una impronta actualmente perdida del icono, pero que se ha conservado en otros ejemplares semejantes correspondientes a Lucena, Fernán Núñez o Aguilar de la Frontera (todos en la provincia de Córdoba).
Igualmente, la cruz se corresponde con la inscrita en aquella misma fecha e identificada como «cruz grande de madera dada de negro guarnecida todas las esquinas de plata […] que se le pone el Viernes Santo y en las festividades». La envergadura de esta última llevó a que se confeccionara un estuche de madera específico donde conservarla y a que fuera trasladada para su preservación a la clausura del monasterio del Corpus Christi de las agustinas descalzas, hecho que ya evidencian los inventarios de 1681. La cofradía dispone de una fotografía, actualmente en el despacho de la presidencia, en la que el Nazareno carga la cruz del retrato. Igualmente conservada en el convento, se citaba una «túnica de tela de plata, brocada» que acaso pudiera ser la reproducida idénticamente en la pintura.
Sin duda, las labores de estudio y restauración a la que va a ser sometido posteriormente (bajo dirección de la restauradora de la cofradía, la profesora doña Amparo Muñoz Fernández) aportarán mayor certeza al contexto originario de la pieza. De lo que no cabe duda es que se suma al legado de tales representaciones –como se dijo, todas ellas en paradero desconocido– entre las que figuraba el antiquísimo bocaporte del camarín del Nazareno (transferido por la cofradía a la noble familia Alcayna a comienzos del siglo XIX) o la que fue mandada ejecutar por el bailío de Lora, Francisco González de Avellaneda, para ostentarla en la fachada de su casa solariega. Todas ellas hubieron de conservar las proporciones aproximadas de la imagen, así como la verosimilitud referencial que le aportaba el carisma devocional endémico de la imagen.
Este es, precisamente, uno de los rasgos más significativos de la pintura, el reflejo pormenorizado de los rasgos de la talla: con su característico y marcado giro lateral, así como la mirada inquisitiva que le resulta emblemática. Es decir, el potencial específico de una talla de vestir que viene gozando de la devoción de la ciudad de Murcia desde 1600. Precisamente, el descubrimiento de este gran óleo tuvo lugar en vísperas de la inauguración de la exposición que, bajo el título «SACRATISSIMVS PROTECTOR VRBIS. TRAS LOS PASOS DEL NAZARENO», ha testimoniado el vínculo inseparable de Murcia con la imagen taumatúrgica del Nazareno.
Su presencia hoy entre los muros de la añeja ermita supone, por tanto, un broche de oro para un ciclo histórico desarrollado en pos de Nuestro Padre Jesús y que tuvo como hito singular el desarrollo, durante el pasado 2022, de la multitudinaria rogativa pública acompañado por la imagen patronal de Nuestra Señora de la Fuensanta.
La presentación de la pintura en la tarde del martes 17 de julio correspondió al M. I. Rvdo. Dr. D. Francisco J. Alegría Ruiz, la conservadora y restauradora de la cofradía y profesora, Dra. D.ª Amparo Muñoz Fernández, así como el profesor y académico Dr. D. José Alberto Fernández Sánchez quien, en el transcurso del acto, tuvo ocasión de presentar el libro-catálogo de la referida exposición. En esta última publicación, primera dedicada de forma académica y monográfica a la efigie del Nazareno, se pueden encontrar textos y fichas de catálogo debidos a Francisco J. Alegría Ruiz, José Cuesta Mañas, Santiago Espada Ruiz, José Alberto Fernández Sánchez, Antonio Vicente Frey Sánchez, Ester López Lorca, Vicente Montojo Montojo, Consuelo Prats Redondo y Santiago Rodríguez López.
Texto: José Alberto Fernández Sánchez
Fotografía: Joaquín Zamora