Coronación Canónica de La Dolorosa

El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cartagena, don Juan Antonio Reig Plá, nos concedió la gracia solicitada y la Virgen Dolorosa fue coronada canónicamente, el 22 de octubre de 2006, a las doce horas, en la plaza Cardenal Belluga de nuestra ciudad, significando y reconociendo públicamente la acendrada y filial devoción de los fieles a esta imagen de la Madre de Dios, la Dolorosa de Jesús.

Destacamos la realeza de María, invocada por la piedad de los cristianos como «Reina y Madre de Misericordia», proclamamos la perfección de la Virgen Santísima y, a la vez, con este privilegio concedido, reconocemos el signo de su victoria sobre el mal. Por ello, ante la Virgen coronada podemos exclamar con razón:

«Salve Regina, Mater misericordia, vita, dulcedo, spes nostra, Salve»

A la Dolorosa de Jesús se le declaró Reina, pues Murcia entera reconoce su dignidad, atención y apoyo a sus carencias, y amor agradecido y constante.

Todo ello en conmemoración del 250º aniversario de la entrega de la imagen de la Virgen Dolorosa por el insigne imaginero murciano, don Francisco Salzillo Alcaraz, a la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y como signo de amor, veneración, respeto y admiración hacia Ella.

«Reina de los cielos, Virgen Madre gloriosísima de Dios, encumbrada sobre los tronos celestiales, que brilla entre los astros como estrella de la mañana».

Sixto IV

«Con el triunfo de la aurora comienza el desfile. No se sabe cómo, pero los ocho «pasos» que preceden al de la Madre Dolorosa están ya en la calle, serpenteando por la Murcia árabe y olorosa, cuando un rayo de sol baja por el pórtico de la iglesia, de modo que cuando la Madre Dolorosa aparece en la puerta y se detiene un momento bajo el arco, el rayo de sol desciende a sus mejillas y arranca brillos de las lágrimas fingidas que ruedan por la cara desde los ojos desolados.

Por estar en la plaza, delante de la iglesia, mirando el rostro de la Madre Dolorosa en ese momento, yo he devorado kilómetros y kilómetros. Si el Viernes Santo de algún año no he podido estar allí, un sobrecogimiento inexplicable me ha asaltado en la madrugada y, cerrando los ojos con una devoción que no es sólo religiosa, he visto, repetida en las pupilas exactamente, aquella escena emocionante, aquel beso del sol sobre las lágrimas de la Madre».

Jaime Campmany Díez de Revenga

«… No tiene más que una figura, una sola; ¡pero qué magnífico, qué admirable poema de dolor! Dolor inmenso, sobrehumano, supremo e infinito; el dolor de los dolores, aquel dolor indescriptible que debió sentir al pie de la cruz la madre del Redentor; en aquellos dulcísimos ojos parece encontrarse la fuente de todas las lágrimas;en aquellos labios entreabiertos parece que se ve nacer el primer sollozo y el primer suspiro que hace diecinueve siglos las generaciones repiten de eco en eco, y que repetirán siempre, mientras quede un resto de la creación y un átomo de la humanidad… y brotó aquella Virgen que hoy contempla arrodillado el pueblo de Murcia, lleno de santa fe y religiosa admiración».

Ramón Chico de Guzmán