Museo Salzillo

Los mayordomos de la Cofradía de Jesús fueron conscientes muy pronto de la calidad expositiva de las imágenes escultóricas de Francisco Salzillo. El Bailío de Lora promovió, ya a principios del siglo XIX, que se pudieran ver dentro de la Iglesia de Jesús.

Desde principios del siglo XX se hizo más patente la necesidad de hacer un museo, del que formaran parte los «pasos» de Semana Santa. Don Emilio Díez de Revenga Rodríguez y don Isidoro de la Cierva se distinguieron junto con otros mayordomos por promover la fundación del Museo Salzillo, que no se consiguió hasta 1960. Muy pronto se convirtió en el espacio museístico más visitado en la ciudad de Murcia

Será un croquis del arquitecto Jose Antonio Rodríguez el que haga un planteamiento de lo ya existente, es decir, de la iglesia, y de la posibilidad de ampliar hacia un solar adyacente. La falta de acuerdo con los propietarios hizo que la idea quedara sin efecto.

En 1941 se creará definitivamente el Museo Salzillo mediante Decreto del Ministerio de Educación Nacional del 30 de Mayo (modificado por el de 30 de Abril de 1949).

Los arquitectos José Tamés y Eduardo Jiménez Casalins realizan, en 1955, los planos del museo concibiéndolo como ámbito unido al templo de Jesús tanto en lo funcional como en lo arquitectónico. Se reformó la estructura de lo ya existente, se elevó el suelo de las capillas y se hicieron dos nuevas, y a todas ellas se les dio iluminación cenital. También se actuó en la fachada y en las cubiertas.

La intervención se extendió también a los interiores aunque intentando respetar el tono decorativo original. En ello participó el pintor Mariano Ballester quien recreó la antigua decoración mural.

Fue, pues, una obra que, mediante espacios yuxtapuestos, pretendía lograr una coexistencia de lo antiguo y lo nuevo sin transición. Así, el conjunto resultante fue el ámbito de la iglesia junto al expositivo y de gestión: cinco crujías, cuatro de ellas destinadas a salas y una al vestíbulo; en la planta principal, el despacho de dirección y la sala de reuniones, y en la superior la vivienda del conserje.

En 1965, Tamés y San Martín intervendrán de nuevo en la iglesia por problemas estructurales, y otra vez, en 1970 por el montaje de la magnífica portada renacentista del Palacio Riquelme en la calle lateral que entonces se abrió. Dicha portada se colocará en un solar adyacente, de nueva adquisición, y genera un nuevo cuerpo de edificación inconexo con el resto.

El actual museo que hoy contemplamos es el proyectado por el arquitecto Yago Bonet Correa, un espacio moderno inscrito en lo antiguo que mantiene tanto la Iglesia de Jesús como las fachadas existentes del museo e introduce en el espacio resultante un ámbito expositivo fluido, lleno de luz, que permite la contemplación de la obra del escultor Salzillo con la dignidad que se merece.