Querido nazareno de Jesús:
Hemos puesto la mirada y entregado lo mejor de cada uno de nosotros en las horas más intensas de la Semana Santa: el Viernes Santo. La hora de salida de la procesión siempre es la misma: las seis, hora solar. Desde la iglesia de Jesús y con las primeras luces del alba dio comienzo nuestra solemne y penitencial procesión. Las solitarias calles de la ciudad pronto se convirtieron en un hervidero de familias, devotos y curiosos que la buscaban.
Cumplimos nuestra misión que es evangelizar y promover el mayor culto a Nuestro Padre Jesús Nazareno: principio y fin de esta cofradía. El sagrado y secular protector de Murcia, nuestro amado titular, es el horizonte que continuamente contemplamos: hito de la espiritualidad, «paladión» de la ciudad y auxilio nuestro.
El patrimonio de la Cofradía de Jesús va más allá de los objetos artísticos. Sabemos lo que es importante. La devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a su bendita Madre, la Virgen Dolorosa, y al resto de nuestras insignias, supone un formidable legado que atesora y cuida secularmente nuestra cofradía. Forma parte de nuestra memoria y de la historia de nuestra ciudad. Es nuestro tesoro.
Hemos cumplido la santa misión que tenemos encomendada y nuestra procesión llena de unción y penitencia ha servido para mayor honra y gloria de nuestro venerado titular. Una vivencia íntima, llena de piedad y recogimiento, lejos de la ostentación o el espectáculo. Estamos convencidos de que nos ayuda a crecer en la fe caminar juntos en derredor del Nazareno. Así estamos a salvo de todo.
La solemne procesión del Viernes Santo en la mañana es una gloria de Murcia y es un honor ofrecerla a la ciudad y a todos los que nos visitan para testimoniar nuestra fe en Cristo.
Mi gratitud a todos los cofrades y mayordomos de Jesús por caminar juntos. Gracias siempre por vuestra manifiesta ejemplaridad. Gracias a Nuestro Padre Jesús por el enorme regalo que ha supuesto la preciosa mañana de Viernes Santo. Gracias por su presencia entre nosotros. Quiera Dios nos siga bendiciendo.
Continuamos, como ayer, hoy y siempre, como cada día desde aquel lejano 1600, tras los pasos del Nazareno, con toda nuestra alma y todo nuestro corazón de buenos hijos.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Emilio Llamas Sánchez
Mayordomo Presidente
Fotografía: Charlie Balibrea